Los filtros físicos actúan a modo de pantalla reflejando la luz. Serían especialmente para los más pequeños, y es que no pueden ser absorbidos por piel. Los filtros químicos captan la energía solar y la transforman convirtiéndola en inocua para la piel. Así, podríamos decir que transforman la radiación ultravioleta en calor. Tienen como gran ventaja que son muy agradables desde el punto de vista cosmético.
Los menores de tres años deben utilizar filtros físicos. Así lo recomienda la Academia Española de Dermatología y Venereología. Esto significa que en el envase debéis buscar aquellos en los que se indique que la composición es exclusivamente mineral. También son los aconsejados en niños con piel atópica. Los filtros minerales más comunes son óxido de zinc o dióxido de titanio.
A partir de los tres años, mezcla de filtros físicos y químicos. Se considera que los fotoprotectores más eficaces son los que incluyen una mezcla de filtros físicos y químicos. Como filtros químicos seguros y efectivos podemos citar Mexoryl SX o Tinosorb S y M. Aunque los nombres os suenen raro, si os fijáis en el listado de ingredientes, son los que contienen varias de las principales marcas de fotoprotectores especialmente pensados para pieles sensibles. ¡Importante! Los filtros químicos “tardan” media hora en ser efectivos sobre la piel, por lo tanto, este tipo de fotoprotectores hay que aplicarlos antes de salir de casa.
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